Atrofia maxilar: qué es, causas, síntomas y tratamiento
La atrofia maxilar ocurre cuando el paciente presenta una pérdida ósea avanzada, generalmente como resultado de la pérdida de dientes o implantes.
La atrofia maxilar ocurre cuando el paciente presenta una pérdida ósea avanzada, generalmente como resultado de la pérdida de dientes o implantes.
La “atrofia maxilar” es una disminución o ausencia del desarrollo de una estructura o parte del cuerpo. En nuestro caso, hablamos de atrofias provocadas por pérdida de dientes y periimplantitis.
Al perder uno o varios dientes, el hueso que los sujetaba se reabsorbe poco a poco, y los dientes de al lado se van inclinando poco a poco. Todo ello provoca problemas de estética, pero también de funcionalidad, y a la larga puede provocar colapso facial.
Hay incluso casos de atrofias severas, las cuales deben tratarse con injertos óseos antes de colocar los implantes, aunque según el tipo de atrofia de la que se trate se podría llegar a colocar los implantes en el mismo momento, pero eso lo valorará el cirujano Maxilofacial.
El edentulismo (pérdida de dientes) de larga evolución, aunque también infecciones, quistes, tumores, etc., provocan una atrofia de los maxilares que impide colocar los implantes dentales necesarios para una realizar una rehabilitación oral adecuada y restituir así los dientes perdidos.
En Face Clinic contamos con más de 30 años de experiencia resolviendo casos de atrofia maxilar avanzada con un alto porcentaje de éxito.
Los implantes cigomáticos son una alternativa predecible a estos tratamientos más largos e invasivos de regeneración ósea.
Para aumentar la zona sin hueso, o mantener la cantidad ósea en la zona donde se quiere colocar el diente fijo.
Técnica quirúrgica que permite aumentar la cantidad de hueso del maxilar superior, para la posterior colocación de implantes.
Técnica quirúrgica que permite aumentar la cantidad de hueso del maxilar superior.
En algunos casos el problema más importante no es la falta de hueso, sino la existencia de una estructura anatómica que nos impide la colocación de los implantes, es el caso de un nervio que atraviesa la mandíbula y que en ocasiones su trayecto limita la implantación.
El desarrollo de la tecnología piezoeléctrica, que utiliza ultrasonidos, es efectiva sobre el hueso sin lesionar en absoluto los tejidos blandos, así hemos recuperado técnicas como la lateralización del nervio alveolar inferior, para bloques posteriores mandibulares, colocando implantes en un solo tiempo quirúrgico.
La cirugía piezoeléctrica permite también cirugías menos invasivas en la obtención de injertos.
Asistimos actualmente al desarrollo de las células madre y las proteínas morfogenéticas (BMPs), gracias a ellas, en situaciones especialmente seleccionadas podemos reconstruir defectos óseos para implantar posteriormente.
Otra técnica muy utilizada, la distracción alveolar y el transporte óseo, gracias a la cual, “estirando” un callo de fractura que previamente hemos creado, movilizamos el fragmento de hueso hasta donde sea necesario y lo llevamos a su lugar original.
Con la distracción alveolar conseguimos regenerar de forma natural también los tejidos blandos.